NADIE DEBERIA ESTAR HAMBRIENTO (Basado en la Lectura Dominical del 29 de julio)
Durante un tiempo de hambruna, el gran profeta Eliseo tomó todo lo que le dieron, veinte panes de cebada, y lo repartió entre cien personas. Después de que todos habían comido, todavía quedaban sobros de alimentos.
En la lectura del Evangelio, Jesús y sus discípulos estaban sentados en una montaña cuando una gran multitud se acercaba. Su primer pensamiento fue "¿Dónde podemos comprar suficiente comida para alimentarlos?"
Felipe le contestó: "El salario de doscientos días de comida no sería suficiente para que cada uno tuviera un poco".
Ya conocemos el resto de la historia: Jesús tomó cinco panes de cebada y dos pescados, y los distribuyó entre 5000 hombres (esposas e hijos). Después de que todos comieron hasta saciarse, los discípulos recogieron doce cestas de mimbre llenas de sobros de comida. En un mes promedio, aproximadamente 260,000 personas están recibiendo alimentos de una despensa de alimentos en la Red de Bancos de Alimentos de Oregón. La tasa de inseguridad alimentaria (tener acceso a una cantidad suficiente de alimentos asequibles y nutritivos) en Oregón es del 14.6%. Aproximadamente 552,900 oregonianos tienen inseguridad alimentaria; de esos 194,070 son niños. (Banco de Alimentos de Oregón)
Nosotros no necesitamos otro milagro de los panes y los peces. No necesitamos un aumento excesivo en las despensas de alimentos o de las horas de voluntariado, ¿desde cuándo la caridad se convirtió en una herramienta primaria para combatir el hambre y no sólo en una respuesta de emergencia? No, necesitamos un sistema económico que garantice que los silos de alimentos que almacenamos se distribuyan por todo el país y se compartan con todo el mundo. El Papa Benedicto pronunció palabras similares hace una década.
Lo que antes se conocía como estampillas de comida ahora se llama Programa de Asistencia Nutricional Suplementaria (SNAP, por sus siglas en Inglés) para enfatizar la naturaleza complementaria (versus primaria) de los medios para adquirir alimentos. Sin embargo, una encuesta de nuestros hermanos y hermanas hambrientos exige la siguiente pregunta: ¿Dónde está la "S" en SNAP?
Podemos optar por ofrecer los mismos alimentos saludables y nutritivos que servimos a nuestros invitados, no los sobros de comida de nuestras mesas. Podemos elegir si comer una rosquilla después de la misa. Los pobres con estampillas de comida no tienen otra opción: la comida que pueden pagar es la menos costosa pero la más alta en calorías.
Otro programa del gobierno, el Programa de Asistencia de Alimentos de Emergencia (TEFAP, por sus siglas en Inglés), ayuda a las despensas de alimentos de emergencia y a los bancos de alimentos a ofrecer alimentos sin costo a los estadounidenses que necesitan ayuda, a corto plazo, para aliviar su circunstancia. El TEFAP, comenzó en 1981 como el Programa de Asistencia de Alimentos Temporal de Emergencia. ¿Cuándo se sustituyó la "T" de Temporal en TEFAP"?"
El hambre no discrimina entre las denominaciones. El hambre es una enfermedad universal, que requiere la cooperación de todos los pueblos, religiones y gobiernos para poder eliminarla.
San Pablo nos insta a "vivir de una manera digna de la vocación con que fuiste llamados". Hemos recibido el llamado bautismal que exige que los católicos alimenten a los hambrientos con una mano y que, con la otra mano, llamen a sus representantes estatales y federales. Hemos recibido el llamado bautismal que exige que los católicos se pregunten a sí mismos: "¿Dónde podemos comprarles suficientes alimentos para que coman?" mientras a la vez también se preguntan: "¿Cómo podemos abogar por la justicia alimentaria?"
Podemos crear un Oregón mejor, donde nadie tenga hambre. Cada uno de nosotros puede hacerlo porque, como nos recuerda el salmo responsorial, "la mano del Señor nos alimenta, Él responde a todas nuestras necesidades. Nosotros somos las manos del Señor".